Ser incluido en la lista de sitios Patrimonio Mundial de la UNESCO va mucho más allá de una distinción simbólica. Cada uno de estos lugares (ya sea por su arquitectura, biodiversidad, historia o creatividad)  representa un legado que no pertenece únicamente a una nación, sino a toda la humanidad.

Y este reconocimiento lleva también una gran responsabilidad: la de preservar, proteger y difundir estos bienes culturales o naturales para las generaciones futuras.

En este sentido, Emilia-Romaña, región del norte de Italia, destaca como uno de los territorios europeos con mayor número de sitios reconocidos por la UNESCO. A lo largo de sus ciudades, monumentos y paisajes naturales, la región ofrece una variedad de tesoros que abarcan desde lo artístico hasta lo natural:

1. Monumentos Paleocristianos de Rávena (1996)

Rávena, que en su día fue capital del Imperio Romano de Occidente, es hoy conocida mundialmente por sus mosaicos bizantinos. Ocho monumentos paleocristianos y bizantinos, construidos entre los siglos V y VI, marcan el paso del mundo clásico al medieval con una riqueza artística inigualable.

Más allá de su belleza, estas construcciones son valiosas por su excelente estado de conservación y por lo que representan en términos históricos y religiosos.

Entre ellos se encuentran:

• Basílica de San Vitale
• Mausoleo de Gala Placidia
• Mausoleo de Teodorico
• Basílica de Sant’Apollinare Nuovo
• Basílica de Sant’Apollinare in Classe
• Baptisterio Arriano
• Baptisterio Neoniano
• Capilla Arzobispal de San Andrés (o Capilla de Sant’Andrea)

2. Ciudad de Ferrara y el Delta del Po (1995, ampliado en 1999)

Ferrara es un ejemplo del urbanismo renacentista. Gracias al impulso de la familia Este, la ciudad fue transformada mediante la Addizione Erculea, un proyecto de ampliación vanguardista diseñado por Biagio Rossetti, que se considera uno de los primeros modelos de urbanismo moderno en Europa.

El reconocimiento de la UNESCO se amplió luego al Delta del Po, uno de los humedales más extensos y biodiversos de Europa. Además, se incluyen las llamadas Delizie Estensi, residencias rurales de la corte de los Este.

3. Catedral, Torre Cívica y Piazza Grande de Módena (1997)

En el corazón de Módena, este conjunto monumental representa una joya del arte románico. La Catedral, iniciada en 1099 por el arquitecto Lanfranco y decorada con los relieves escultóricos de Wiligelmo, ha sido definida por la UNESCO como una “obra maestra del genio creativo humano”. La Torre Cívica, conocida como Ghirlandina, y la Piazza Grande completan el conjunto, ofreciendo una representación única del poder religioso y civil en la Edad Media italiana.

4. Pórticos de Bolonia (2021)

Con más de 60 kilómetros de extensión, los pórticos de Bolonia son mucho más que una peculiaridad arquitectónica: son un símbolo de identidad y convivencia.

Desde la Edad Media, han protegido a los ciudadanos del sol y la lluvia, y han servido como espacio para el comercio y la vida social. La UNESCO ha reconocido doce tramos de estos pórticos como ejemplo de arquitectura sostenible y práctica, que han evolucionado sin perder su esencia.

5. Karst y Cuevas Evaporíticas de los Apeninos Septentrionales (2023)

Este sitio natural está formado por siete áreas geológicas distribuidas por Emilia-Romaña, todas ellas caracterizadas por formaciones de yeso y fenómenos kársticos únicos. Aquí se encuentran cuevas, cañones, dolinas y sistemas subterráneos que documentan más de 200 millones de años de historia geológica. 

Se trata de un lugar de referencia para la ciencia, especialmente en el estudio del karst en yeso (considerado uno de los fenómenos más frágiles y fascinantes del continente).

6. Bosques de Hayas del Parque Nacional de las Foreste Casentinesi (Reserva de Sasso Fratino)

En la provincia de Forlì-Cesena, dentro del Parque Nacional de las Foreste Casentinesi, se encuentra la Reserva Integral de Sasso Fratino, uno de los bosques primarios de hayas mejor conservados de Italia.

Este sitio forma parte de una red transnacional de bosques antiguos reconocidos por la UNESCO, que incluye territorios de Alemania, España, Eslovaquia y otros países. Su valor está en su rica biodiversidad, en que se mantiene prácticamente intacto, y en que muestra cómo funcionan los procesos naturales sin que el ser humano los haya alterado.

Con todo ello, podemos decir que Emilia-Romaña ofrece al mundo un patrimonio de gran valor. Sus sitios reconocidos por la UNESCO revelan paisajes únicos y reflejan la riqueza histórica de la región. Cuidarlos y valorarlos es, sin duda, la mejor manera de conectar el pasado con el futuro.