La escapada perfecta para los días calurosos

La escapada perfecta para los días calurosos

Un día de costa en Riccione

 

 


Cuando el verano se instala con fuerza en el norte de Italia, Bolonia se transforma en un auténtico horno. Las calles de piedra, el asfalto ardiente y la falta de brisa convierten cualquier paseo en una pequeña odisea. Con temperaturas que rozan los 40 grados, el centro histórico se vuelve casi irrespirable, incluso para los más acostumbrados al clima mediterráneo. En días así, la mejor solución no es quedarse encerrado frente al ventilador, sino huir.

Y por suerte, hay una escapatoria tan sencilla como efectiva: a solo una hora y media en tren desde la estación central de Bolonia te espera Riccione, una joya de la Riviera Romagnola. Esta ciudad costera es el refugio ideal para quienes, como yo, buscan un respiro del calor abrasador.

Sol, mar y dolce far niente

Nada más bajar del tren, lo notas: el aire huele a sal, corre una brisa ligera y el ambiente es otro. Riccione tiene todo lo necesario para disfrutar de un día perfecto.

Empieza la jornada acercándote a una de sus playas amplias y bien equipadas, donde las sombrillas de colores se alinean con el mar y los chiringuitos ofrecen bebidas frías para combatir el calor.

Cuando el sol empieza a caer, llega la hora sagrada del aperitivo, al más puro estilo italiano. Nada como un spritz frente al mar o una tabla de embutidos locales, mientras disfrutas de ese arte tan italiano del dolce far niente.

Y si aún te queda algo de energía antes de volver al “infierno” urbano, date una vuelta por el Viale Ceccarini, el corazón comercial de la ciudad. 

¿Y si decides quedarte más tiempo?

Riccione también es una excelente base para explorar otras joyas costeras cercanas. A pocos minutos está Rimini, con su mezcla de historia romana y vida nocturna. Si buscas algo más tranquilo, Cattolica ofrece playas relajadas y un ambiente más familiar. Y si prefieres un toque cultural visita Cesenatico, con su encantador puerto diseñado por Leonardo da Vinci. 

En definitiva, si estás buscando la receta infalible para sobrevivir a un verano extremo en la ciudad, aquí la tienes: sal temprano de Bolonia, llega a Riccione a media mañana y deja que el día fluya entre chapuzones, siestas bajo la sombrilla y aperitivos con vistas al Adriático. Volverás con la piel salada, el alma fresca… y la sensación de haber estado de vacaciones, aunque solo hayan pasado unas horas. ¿Lo mejor? está a solo 90 minutos en tren.

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